Voluntarios hacen cola en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia - Manuel Bruque 03.11.24 |
La semana pasada, el cielo de
Valencia se vistió de gris y el rugido del agua recorrió sus calles desbordando
después ríos de solidaridad. Por eso, esta semana, no venimos a hablar de moda
sino a guardar silencio y respeto ante la ayuda, la belleza y el coraje de una
tierra, de su gente y de los miles de voluntarios que resurgen del agua con
fuerza y esperanza.
Esa empatía que emerge cuando reconocemos el dolor. La admiración por todas esas personas y sus esfuerzos: a cada uno que tiende la mano, a cada vecino que ayuda a limpiar el barro o simplemente comparte un abrazo. Porque en cada gesto de apoyo encontramos algo que realmente vale la pena destacar; porque la belleza sobrevive a la tormenta y, muy pronto, las sonrisas entre naranjos volverán a brotar.
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