Si la semana pasada desvelábamos
los looks inesperados de Miranda Priestly y la entrañable Andy en el rodaje de
la tan esperada secuela El diablo viste de Prada 2, hoy volvemos a dejar
que la moda nos lleve de la mano. Esta vez, no hacia la gran pantalla, sino
hacia la pequeña, donde el glamour también escribe su propio guion: la nueva
temporada de Emily in Paris ya se rueda, y las primeras imágenes que se
han filtrado son solo un susurro de lo que aún está por venir.
Un estilo en evolución
Las imágenes que han salido a la
luz nos muestran a Lily Collins, nuestra querida Emily, con estilismos que
parecen anunciar una nueva etapa para el personaje. Su vestuario mantiene ese
sello atrevido y colorido que la convirtió en icono, pero se reinventa con
aires más sofisticados: deja entrever una madurez renovada, siluetas más
refinadas, guiños a la estética italiana que evocan plazas soleadas y cafés
atemporales.
Vestidos midi que acarician la
silueta, botas altas que recuerdan a paseos invernales por calles empedradas,
conjuntos de lunares que rinden homenaje al cine clásico y accesorios que rozan
la fantasía. Todo ello acompañado de un nuevo corte de cabello que ilumina el
rostro con un aire chic, elegante y libre.
Entre París y nuevos escenarios
La moda en Emily in Paris nunca
ha sido un simple telón de fondo: forma parte de la narrativa, es otro
personaje silencioso que respira, siente y acompaña cada paso de la trama. En esta
temporada, los escenarios se amplían y con ellos la inspiración: París sigue
latiendo, pero aparecen nuevos paisajes, nuevos acentos, nuevas texturas que
tiñen los looks de romanticismo y Street style. Como un viaje que une ciudades
y emociones, como un equilibrio entre fantasía y realidad que invita a soñar.
Cuando la moda es poesía
Detrás de cada conjunto está la
mirada de Marilyn Fitoussi, capaz de hacer de la tela un relato. La figurinista
vuelve a sorprender con un vestuario que habla sin necesidad de palabras: cada
prenda transmite emociones, aspiraciones y la energía de una vida vibrante. Sus
elecciones no visten únicamente a Emily, sino que la envuelven de un lenguaje
propio: estampados que hablan de audacia, cortes que insinúan libertad, colores
que despiertan sueños. Es el poder de la moda convertida en emoción, en
metáfora, en una manera de mirar el mundo.
La inspiración de Emily en París en nuestro propio armario
Los looks filtrados no solo
anticipan una temporada visualmente deslumbrante, sino que nos recuerdan algo
esencial: la moda sigue siendo una forma de contar quiénes somos y hacia dónde
queremos ir. Ya sea con un vestido de lunares, un abrigo de ensueño o un simple
par de zapatillas, lo importante es atreverse a jugar, a mezclar y a disfrutar
de lo que llevamos puesto.
Porque al final, Emily in
Paris no nos inspira solo a viajar, a enamorarnos de ciudades lejanas o a
perdernos entre monumentos y callejuelas: también nos invita a abrir nuestro
armario con otros ojos. A atrevernos con combinaciones inesperadas, a dejarnos
llevar por el color, a entender que un vestido, unas botas o un simple
accesorio pueden convertirse en la llave de nuestra propia historia.
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