Entrevista a Carla te Casa: pasión, inspiración y amor por las bodas

A pesar de las innumerables bodas que observa día a día, hay un instante que nunca deja de emocionar a Carla: la entrada de la novia. Ese momento de expectación, de miradas contenidas, consigue estremecerla: “Yo estoy como el novio: con esa incertidumbre. El momento de entrar la novia y desvelar el secreto que ha guardado todos esos meses de qué vestido va a llevar, ese es mi momento favorito, me sigue emocionando siempre.” A lo que añade: “Luego hay momentos que me parecen divertidísimos: el de las servilletas. Hay gente que esta super en contra, a mí me encanta, me lo paso pipa.”

Cuando llegó el momento de su propio enlace, Carla sabía que no podía ser de otra manera que en Asturias: “Soy la típica que siempre ha soñado con su boda. Tenía claro que quería en Asturias, en la iglesia de toda la vida, la iglesia que yo veía cuando levantaba la persiana, donde yo me bauticé.” La lluvia, fiel compañera de su tierra, amenazó con alterar sus planes, pero el tiempo le regaló un respiro justo en el instante de su salida, permitiéndole disfrutar de uno de los momentos más anhelados: “Lo único que pedía era que, por favor, yo quería salir de la iglesia con el himno de Asturias con un pasillo de gaiteros.” Su boda fue un reflejo de su esencia: cuidada, emotiva y con cada detalle pensado para hacerla suya.

A la hora de elegir su vestido lo tuvo claro: “Tenia demasiada sobreinformación, pero ¿qué tenían todos en común? La organza, la tela de la organza a mí me encanta. También sabía que lo quería desmontable, porque quería estar super cómoda.” Tras probar distintos diseñadores, encontró en Diego Estrada el cómplice perfecto, alguien que no solo comprendió su visión, sino que la enriqueció con creatividad e ilusión: “Él, a una idea loca le da esa vuelta para hacer una pieza sencilla, elegante, fina...” Pero el punto más importante y complicado: ¿cómo se decantó por Diego Estrada como su diseñador?: “Que tenga ganas de hacerte él el vestido. Más que elegirlo tu a él, que se note también que él te elige a ti. Se nota mucho cuando no tienen ganas o eres un número más. Tiene que apasionarle, gustarle el proyecto, involucrarse… Eso se nota un montón.” La suya fue una elección impecable: un vestido elegante, versátil y con un toque especial reservado para la noche, sin perder nunca la esencia de lo que significa ser una novia.