El verano no sólo lo marca el
calendario, sino también el armario, como ese momento en el que cambiamos la
lana por el lino, las botas por las alpargatas y los días se alargan al mismo
tiempo que las mangas van desapareciendo. Hay prendas que llegan con las
tendencias y se van igual de rápido. Luego están esas otras: las que no fallan,
las que sobreviven a modas, estaciones y maletas deshechas con prisas; las que
sabes que volverán, porque nunca se han ido del todo.
Hoy te hablo de tres de ellas. No
hay sorpresas, pero ahí está precisamente su poder: son los auténticos básicos
de verano, esos que funcionan año tras año. Pero como decía Marguerite Duras, "el
estilo es una forma de mirar, no de vestirse", y por eso lo importante no
es solo tenerlas, sino saber cómo combinarlas, cómo hacerlas tuyas.
La camisa blanca oversize
Es, probablemente, la prenda más
versátil del verano: una apariencia sencilla cargada de posibilidades.
Masculina en su corte, femenina en su actitud. Llevada como vestido, abierta
sobre un bikini, anudada a la cintura o metida por dentro de unos jeans rectos…
La camisa blanca oversize tiene esa capacidad mágica de adaptarse a todo
y elevarlo sin esfuerzo.
El vestido fluido de lino o algodón
Los veranos siempre huelen a sal,
a buganvilla y a esos vestidos largos que flotan con la brisa marina… Esta
prenda tiene ese don de hacerte sentir parte de una postal mediterránea y
también de resolver cualquier “no sé qué ponerme” sin que nadie lo note.
Imagínalo colgado en la percha de
una casa blanca con contraventanas azules, esperando su regreso cada año. Combínalo
con alpargatas de cuña y un capazo trenzado para planes lentos y paseos bajo el
sol; con sandalias planas y grandes gafas de sol para las mañanas de mercado o
con una chaqueta vaquera caída sobre los hombros si refresca al atardecer.
El short de tiro alto
Hay veces en las que podríamos decir
que el verano no se mide en grados, sino en centímetros de tela y el short de
tiro alto es, en ese sentido, un fiel aliado. Marca la cintura y alarga las
piernas, es una de esas prendas que no se imponen, pero estructuran, es ese
lienzo blanco que puedes transformar según el plan, el momento o el destino.
Y entonces, cada año…
Porque cada verano es y será diferente,
pero hay cosas que nunca cambian y se repiten como un pequeño ritual. Estas
tres prendas son un ejemplo de ello, se adaptan a las tendencias, se
reinventan, pero cada año vuelven a reaparecer en la maleta.
Y tú, ¿cuáles son esas prendas que vuelven contigo cada verano? Me encantará leerte en comentarios o que lo compartas conmigo en Instagram, mencionándome en @lailusiondenina.
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